21.1.12

Rezos, novenas y salves para la Patrona del pueblo

El Pueblo Dominicano está de fiesta porque hoy, 21 de Enero se conmemora la fiesta de su protectora Nuestra Señora de la Altagracia, o Virgen de la Altagracia. A ella se le dedican novenas, salves y otros rezos.


Asimismo, con motivo de esta celebración, todos los años la Conferencia del Episcopado Dominicano emite una carta pastoral en la cual exalta la devoción y aborda los más acuciantes problemas que afligen a la población de este país.

La devoción a la Virgen está muy arraigada desde el año 1502, cuando su imagen pintada al óleo en un lienzo fue traída a estas tierras por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo que fueron de los primeros españoles que poblaron la Isla.

Al mudarse los hermanos Trejo a la ciudad de Higüey llevaron consigo esta imagen y más tarde la ofrecieron a la Parroquia para que todos pudieran venerarla. Por eso allí se erigió un santuario en su honor.

El cuadro es una hermosa obra primitiva, que probablemente fue pintada a finales de siglo XV o a principios del siglo XVI y que ha sido objeto de varias restauraciones. La última fue en el año 1978, en España, porque ya había perdido su belleza original.

En la escena se observa del nacimiento de Jesús, con la Virgen y San José. La Virgen observa al hijo que descansa sobre pajas en el pesebre. Está cubierta por un manto azul salpicado de estrellas y un blanco escapulario cierra por delante sus vestidos. Tiene una corona de 12 estrellas además de otra corona dorada que fue añadida al cuadro original.

Un poco retirado hacia atrás, San José observa humildemente, mirando por encima del hombro derecho de su esposa; y al otro lado la estrella de Belén brilla tímida y discretamente. El cuadro tiene los colores de la Bandera Dominicana.

El marco que sostiene el cuadro es posiblemente la expresión más refinada de la orfebrería dominicana.

La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia ha sido coronada dos veces; la primera fue el 15 de agosto de 1922, durante el pontificado del papa Pío XI; la segunda, por el Papa Juan Pablo II, cuando estuvo de visita en el país en el año 1992. En esa oportunidad el Pontífice le colocó una diadema de plata sobredorada.

Respecto al Santuario en Salvaleón de Higüey, el primero de ellos se terminó de construir en el año 1572. La actual basílica fue consagrada en el año 1971 y el 12 de octubre del mismo año fue declarada como Monumento Dominicano; después el Papa Pablo IV la declaró Basílica Menor.

Este templo está en el centro de la ciudad, con una estructura en forma de cruz latina, la puerta principal está hecha de bronce con un baño de oro de 24 quilates, además tiene un campanario de 45 campanas hechas de bronce.

Este lugar se ha convertido en un centro de peregrinación tanto religiosa como turística y según datos del Ministerio de Turismo, recibe a unos 350 mil turistas y alrededor de 800 mil dominicanos en el año y la cifra mayor se registra precisamente en estos días.

Además de Protectora de los dominicanos, la Virgen de la Altagracia es patrona de varios pueblos y de templos, incluyendo uno en la calle Hostos de la Zona Colonial de Santo Domingo del cual dicen algunos historiadores que se construyó en el mismo lugar donde había una capilla dedicada a ella en el antiguo hospital San Nicolás de Bari, que ahora es una histórica ruina.

En el país hay dos congregaciones de religiosas una es el Instituto Secular Altagraciano, que tiene más de 50 años de fundado y el otro es de monjas con hábitos. También hay numerosos colegios, calles, poblados y el nombre de Altagracia es uno de los que más abunda en el país y lo llevan muchas mujeres y algunos hombres.

En Autopista Duarte, específicamente en el sector La Cumbre hay sendas imágenes de La Altagracia en cada uno de los dos tramos de la vía.

Artistas plásticos y escritores han realizado hermosas obras en honor a la protectora del Pueblo Dominicano, entre ellos Antonio Prats Ventós, Alberto Bass y Elsa Núñez.

Asimismo, hay varios libros donde se resalta el culto a la Virgen de la Altagracia entre ellos los de los otrora obispos de Higüey monseñor Juan Félix Pepén, y Hugo Eduardo Polanco Brito. El primero escribió Dónde floreció el naranjo y el segundo, Ex votos y milagros del Santuario de Higüey. También, la escritora dominicana radicada en Estados Unidos Julia Álvarez tiene un bello relato que tituló Un regalo de gracias, y gira en torno a la leyenda que envuelve la tradición del culto a nuestra Protectora.

Esa popular versión da cuenta del deseo de una niña que le pidió a su padre, un comerciante, que le llevara de regalo la imagen de la Alta Gracia; el padre trató de conseguirlo inútilmente por todas partes, porque nadie había oído hablar de ella. Ya de vuelta a su casa decidió pasar la noche donde unos amigos a quienes contó la tristeza que lo embargaba al no poder complacer a su hija. Mientras él hablaba se le acercó un hombre de avanzada edad, sacó un lienzo enrollado, se lo entregó y le dijo: esto es lo que usted busca”.

Según dice la leyenda

El hombre que entregó el lienzo enrrollado de la Virgen al comerciante, al amanecer había desaparecido misteriosamente. El hacendado llevó el cuadro a su casa, y lo colgó en la sala principal. Al día siguiente el lienzo no aparecía. Se lo encontró de nuevo en la copa de un naranjo. En los próximos días se repitió la desaparición una y otra vez. Por eso, según la leyenda, el antiguo santuario estuvo construido donde se ubicó el naranjo.
Escrito por ROSA FRANCIA ESQUEA y publicado en le periodico Hoy

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